1956. En este mismo año João Guimarães Rosa (1908-1967) publica los dos libros que forman la columna vertebral de su obra, y ve impresas también la mayoría de las páginas que escribió. Por una parte, con el título Corpo de baile [Cuerpo de baile], reúne siete novelas breves ambientadas en el interior del estado brasileño de Minas Generais, donde había nacido, un paisaje estepario conocida como el sertón (palabra derivada del aumentativo de desierto). Y por otra, publica la que al cabo se convertirá en la gran novela del siglo XX en Brasil, Gran Sertón: Veredas. La historia del forajido del sertón Riobaldo, contada por él mismo en una extensísima réplica frente a un silencioso interlocutor del que solo se tienen noticias por las referencias de quien habla.
Entre ambas obras de 1956 hay una clara relación de aprendizaje literario. En las novelas breves aparecen paisajes, personajes, aventuras, recursos narrativos, rasgos de estilo y tratamientos léxicos que van a convertirse en las señas de identidad literaria de Gran Sertón: Veredas. Entre las novelas breves y la novela hay, sin embargo, una diferencia esencial: en aquellas utiliza la tercera persona narrativa y mantiene las convenciones de una novela realista donde las innovaciones estilísticas son solo matices y presagios, mientras que en la gran novela la escritura se desborda gracias a una primera persona con un desarrollo decididamente experimental que no desestima explorar ninguno de los límites de la narración.
Una de las múltiples características literarias de Gran Sertón: Veredas es la escritura gnómica que el autor entrevera en la gran epopeya de la vida del bandolero Riobaldo. De este recurso se pueden encontrar precedentes en los títulos que forman Corpo de baile. El relato «Dão-Lalalão (O Devente)» [«Danlalalán (El deudor)»], por ejemplo, narra el encuentro fortuito en un solitario camino del sertón entre dos vaqueros muchos años después. La conversación les conduce a evocar la gloria de los días pasados en cabarets y burdeles, ensalzando una realidad que habían vivido en su entera y explícita sordidez. Una vez los personajes son conscientes de esta paradoja, el narrador, como conclusión del episodio, la formula en una sentencia con valor universal: «E ainda mais forte sutil do que o pedido do corpo, era aquela saudade sem peso, precisão de achar o poder de um direito bonito no avesso das coisas mais feias». [«Y aún más fuerte sutileza que la súplica del cuerpo era aquella nostalgia ingrávida, la necesidad de encontrar el poder de un derecho hermoso en el reverso de las cosas más feas»].
Esta combinación entre escritura narrativa y gnómica, tal como aparece aquí, está en el origen mismo del relato. Don Juan Manuel, en el siglo XIV, había cerrado cada uno de los cuentos de El conde Lucanor con dos versos —explícitamente escritos por él mismo— donde se compendiaba la enseñanza del «ejemplo». Aunque relato y versos convivieran en la misma pieza, tenían funciones diferentes: la narración mostraba el ejemplo con una fábula, de una manera didáctica, mientras que los versos lo hacían con un pensamiento, de una forma sapiencial.
Gran Sertón: Veredas rompe con esta convención narrativa. Las formas sapienciales pierden su especificidad, su condición de conclusión o moraleja, y se integran en el cuerpo de lo narrado como frases aforísticas que pautan los movimientos de la biografía del bandolero Riobaldo con una suerte de remansos de pensamiento, una súbita condensación de cuanto se narra, en el curso mismo de la narración. Esta escritura gnómica cumple la función en la novela de universalizar una narración estrechamente vinculada a un paisaje muy concreto y desconocido, el sertón del noroeste brasileño, y a personajes con vivencias poco o nada paradigmáticas de la vida a mediados del siglo XX. Y, sin embargo, una de las genialidades de la novela es precisamente la capacidad de una narración tan extraña, la vida de un fugitivo en las estepas desérticas del altiplano minero, para encarnar la conciencia de su época.
El valor sustancial de los recursos literarios, en este caso la deuda que el carácter universal de Gran Sertón: Veredas mantiene con la escritura gnómica, a veces oculta otros valores secundarios, pero no por ello espurios. En conversación con el crítico alemán Günter Lorenz, en 1965, Guimarães Rosa reconoce que «nosotros, los naturales del sertón, somos muy diferentes a la gente temperamental de Rio o de Bahia… Somos personas especulativas, a quien el simple hecho de meditar causa placer…» Hay, pues, en esta dicción sentenciosa un rasgo de carácter propio de la región de Minas Gerais a la que el novelista le otorga un recurso literario, el aforismo. Pero la reflexión de Guimarães Rosa continúa: «Incubamos todo lo que hablamos y hacemos antes de hablar o de hacerlo. Es por ello que normalmente no tengo por costumbre conversar si antes no puedo pensarlo tranquilamente hasta el final.» De estas observaciones es fácil concluir que el carácter que otorga el sertón a sus habitantes está reñido con la locuacidad, con la verbosidad. Es decir, que las personas del sertón son de palabras justas y meditadas. De hecho, así se muestra en su vida el bandido Riobaldo, más elocuente con gestos y silencios que con palabras. Condición esta que inmediatamente parece entrar en contradicción con la estructura de la novela: una extensísima conversación (unas doscientas mil palabras) en la que solo se escucha la voz de uno de los interlocutores, el silencioso Riobaldo. Sombra de una paradoja que, de repente, la voz gnómica del narrador deshace: todo lo que Riobaldo cuenta es fruto no de una mera locuacidad, sino del pensamiento profundo sobre la vida. De hecho, lo que es Gran Sertón: Veredas, como demuestra esta pequeña colección de aforismos extraídos de sus páginas:
Moço:
toda saudade é uma espécie de velhice.
Muchacho: cualquier nostalgia es
una forma de vejez.
Guerra
diverte – o demo acha.
La guerra es divertida —cree el
diablo.
Digo:
o real não está na saída nem na chegada: ele se dispõe para a gente é no meio
da travessia.
Digo: la realidad no está en la
salida ni en la llegada: uno solo la ve en la travesía.
Ser
chefe – por fora um pouquinho amarga; mas, por dentro, é rosinhas flores.
Ser el jefe —por fuera, algo
amargo; pero, por dentro, ramo de rosas.
Vingar,
digo ao senhor: é lamber, frio, o que outro cozinhou quente demais.
La venganza, le digo, es lamer frío
lo que otro ha cocinado demasiado caliente.
Muita
coisa importante falta nome.
Muchas cosas importantes carecen de
nombre.
Comigo,
as coisas não têm hoje e anfontem amanhã: é sempre.
Para mí, las cosas no tienen hoy ni
ayer ni mañana: son siempre.
Pensar
mal é fácil, porque esta vida é embrejada.
Es fácil pensar mal, porque esta
vida es un lodazal.
Contar
é muito, muito dificultoso. Não pelos anos que se já passaram. Mas pela astúcia
que têm certas coisas passadas – de fazer balancê, de se remexerem dos lugares.
Contar es muy dificultoso, y no por
los años transcurridos, sino por la astucia que tienen ciertas cosas pasadas
para columpiarse, para cambiar de lugar.
Mas
eu fui sempre um fugidor. Ao que fugiaté da precisão de fuga.
Siempre fui un fugitivo. Hasta me
fugué de la necesidad de fuga.
Medo
de errar é que é a minha paciência.
El miedo a equivocarme es mi manera
de tener paciencia.
Acho
que o espírito da gente é cavalo que escolhe estrada: quando ruma para tristeza
e morte, vai não vendo o que é bonito e bom.
Creo que nuestro espíritu es el del
caballo que elige camino: cuando va hacia la tristeza y la muerte no ve lo que
es hermoso y bueno.
O
que lembro, tenho.
Lo que recuerdo, eso tengo.
Quem
vai morrer e matar, pode ter conversa?
Quien va a morir y a matar, ¿puede
andar de charla?
…acontecia
o seguinte, o que viesse vinha; tudo não é sina?
Ocurría lo siguiente, lo que
tuviera que pasar, pasaba; ¿no es todo destino?
Cansaço
faz tristeza, em quem dela carece.
El cansancio vuelve triste a quien
no lo está.
…a
vida é cheia de passagens emendadas.
La vida está llena de pasajes
enmendados.
A
vida é ingrata no macio de si; mas transtraz a esperança mesmo do meio do fel
do desespero. Ao que, este mundo é muito misturado...
Aún en lo más amable, la vida es
ingrata; pero acarrea la esperanza en el centro mismo de la hiel de la
desesperación. Por lo que, este mundo es todo mezcla…
Vida,
e guerra, é o que é: esses tontos movimentos, só o contrário do que assim não
seja.
Vida y guerra son lo que son:
movimientos estúpidos, lo contrario de lo que no sea así.
A
vida não dá demora em nada.
La vida no da tregua en nada.
Sendo
que a sorte também prevalecia do nosso lado, aí vi: a morte é para os que
morrem.
Como la suerte también prevalecía
de nuestro lado, entonces vi: la muerte es para los que mueren.
Vida
devia de ser como na sala do teatro, cada um inteiro fazendo com forte gosto
seu papel, desempenho.
La vida debería ser como en el
teatro, cada cual interpretando con gusto y por completo su papel, desempeño.
Tristeza
é notícia?
¿La tristeza es una noticia?
Me
lembro do espaço, pensamentos em minha cabeça.
Me acuerdo del espacio,
pensamientos en mi cabeza.
Quando
a gente dorme, vira de tudo: vira pedras, vira flor.
Cuando uno duerme, se transforma:
se convierte en piedra, en flor.
Mestre
não é quem sempre ensina, mas quem de repente aprende.
Maestro no es quien enseña siempre,
sino quien de repente aprende.
Agora,
que mais idoso me vejo, e quanto mais remoto aquilo reside, a lembrança
demuda
de valor – se transforma, se compõe, em uma espécie de decorrido formoso.
Cuanto más viejo me veo y más lejos
está aquello, el recuerdo cambia de valor, se transforma, se compone en una
suerte de hermoso recorrido.
Consegui
o pensar direito: penso como um rio tanto anda: que as árvores das beiradas mal
nem vejo...
Conseguí el pensamiento directo:
pienso como un río mientras fluye: ni siquiera veo los árboles de la orilla…
A
gente só sabe bem aquilo que não entende.
Solo conocemos bien aquello que no
comprendemos.
Vivendo,
se aprende; mas o que se aprende, mais, é só a fazer outras maiores perguntas.
Viviendo se aprende, pero sobre
todo a hacer otras preguntas más importantes.
Ser
forte é parar quieto; permanecer.
Ser fuerte es detenerse;
permanecer.
Aqui
digo: que se teme por amor; mas que, por amor, também, é que a coragem se faz.
Aquí digo: que el amor provoca
miedo, pero que por amor también se adquiere valentía.
O
Chapadão é uma estada, estando.
El Altiplano es una permanencia,
mientras se está.
…
para cada dia, e cada hora, só uma ação possível da gente é que consegue ser a
certa.
Para cada día y para cada hora solo
una de las acciones posibles es la que consigue ser la certera.
Medo
meu é este, meu senhor: então, a alma, a gente vende, só, é sem nenhum
comprador...
Mi miedo es este, señor mío: cuando
uno vende su alma, pero nadie la compra…
Um
lugar conhece outro é por calúnias e falsos levantados; as pessoas também,
nesta vida.
Un lugar se conoce por las
calumnias y los falsos testimonios; igual que a las personas, en esta vida.
Vi:
o que guerreia é o bicho, não é o homem.
He visto que quien guerrea es el
animal, no el hombre.
Eu
sei: quem ama é sempre muito escravo, mas não obedece nunca de verdade...
Sé que quien ama es siempre
esclavo, aunque nunca obedezca de verdad…
Como
que já vivi tanto, grossamente, que degastei a capacidade de querer me entender
em coisa nenhuma...
Como ya he vivido tanto, tan groseramente,
he agotado la capacidad de querer comprender algo…
Um
comanda é com o hoje, não é com o ontem.
Uno manda con el hoy, no con el
ayer.
De
graça berra é o boi, tirante a vaca.
Sale gratis el mugido del buey con
solo sacar la vaca.
Tempo
é a vida da morte: imperfeição.
El tiempo es la vida de la muerte:
la imperfección.
A
vida da gente nunca tem termo real.
La vida de uno nunca tiene un
final.[Clarín nº 130. Julio-Agosto de 2017. Págs. 37-41]
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