José Moreno Villa. Poesías Completas
Edición de Juan Pérez de Ayala
El Colegio de México / Residencia de Estudiantes
Madrid, 1998
Este hermoso volumen me ha recordado los días de un congreso sobre Fernando Pessoa que pasé, junto a otro conocido pessoano, buscando libros antiguos de António Botto. Resulta que este [1998] iba a ser el año del centenario triple de los poetas del 27, y que se iba a celebrar con pomposos festines editoriales que no han pasado de publicar más cara la archipublicada obra de Lorca, de sumar el desconcierto de ese volumen de Poesía a la confusión bibliográfica de Dámaso Alonso y la inapetencia editorial que suscita nuestro penúltimo Nobel; y sin embargo este año es ya el de la publicación —con décadas de retraso— de las Poesías Completas de José Moreno Villa. A veces se olvida que en los fastos oficiales suelen agazaparse como polizones otros hechos secundarios que sí resultan auténticas novedades. Éste es uno de ellos.
La historia literaria recoge abundantes casos de poetas que por perderse en su época vagan por los manuales en busca de epígrafe propicio. Más raro es lo que ocurre con Moreno Villa, que andaba por allí, fuera de fechas, cuando se cuajó el núcleo de la generación del 27. Esta coincidencia –este salir en «la foto»— le ha dado un protagonismo que sin embargo contrasta con la ínfima atención editorial que ha merecido en las últimas décadas: una única edición de Jacinta la pelirroja de 1977, algunos cuadernillos, una antología de escasa difusión.... Posiblemente Moreno Villa sea el nombre de poeta más inflacionario del siglo, y eso, lejos de favorecerle, es lo peor que le podía haber ocurrido, tal como muestran estas Poesías Completas. De no haber estado allí hoy no hablaríamos de un poeta del banquillo del 27 sino de un poeta leído en busca de epígrafe, como ocurre con Miguel Hernández o Juan Gil-Albert en el otro extremo de las fechas del 27.
Estas Poesías Completas, editadas por Juan Pérez de Ayala, forman un volumen modélico. Ojalá fueran así todos los libros de su género. Empieza con un prólogo elegante, modesto y breve, y sigue con una recopilación de poéticas del autor que clama por la recuperación de los artículos en prensa de Moreno Villa, que fue un espléndido prosista, como muestran sus libros de memorias, ya desaparecidos de la librerías hace años. La edición de las poesías está perfectamente organizada en tres cuerpos: libros impresos, poemas publicados en revistas e inéditos. Los complementos (la suma de las variantes críticas —reunidas en unas cuantas páginas, donde no molesten la lectura—, una exhaustiva bibliografías y los índices adecuados) hablan del rigor, esfuerzo y pasión con el que se ha cuidado este libro, que sólo puede despertar entusiasmo.
¿Despierta el mismo entusiasmo la poesía de Moreno Villa? Depende. En estas 800 páginas que abarcan casi 40 años de intensa escritura hay muchos poetas. Al inicio aparece el post-modernista de sus primeros libros, merecedor de los elogios que le brindaron Enrique de Mesa o Juan Ramón por sus bondades de epígono aplicado. El eco de los dos Machados suena en estrofas como ésta: «En un crepúsculo está mi amada / en el otro está mi querida; /por el uno salgo a la feria, / por el otro vuelvo a mis galerías». Se observa también un gusto neopopular semejante al que luego iba a atraer a Lorca, pero aunque en los poemas haya amantes bajo el filo amenazador de la luna, les falta –claro-- la gracia y el malabarismo verbal del autor del Romancero gitano. De este primer Moreno Villa destaca ya con nombre propio una serie extensa de «Epitafios» de 1918.
La liberación de ataduras estróficas y del lenguaje poético apriorístico, fruto del contacto con las vanguardias, propicia sus libros más conocidos: Jacinta la pelirroja del 29 y Carambas del 31. Esta experiencia de lenguaje directo y desinhibido, así como la vecindad con el humor y la bagatela, va a resultar ya decisiva cuando, a partir de las «Carambas talludas» Moreno Villa recupere el trabajo formal y la densidad temática que van a caracterizarle. De hecho, cuando se reúnen estos tres factores (el neopopulismo, el lenguaje directo y el tono metafísico de herencia romántica) en los libros de los años 30 y luego, tras el hiato de la guerra, en la época americana, se descubre un nuevo poeta, con matices poco conocidos y con una importancia lírica que a partir de estas Poesías Completas la crítica va a tener que esforzarse por establecer con exactitud olvidándose de usar el nombre de Moreno Villa como un mero relleno.
[Clarín nº 17. Septiembre, octubre de 1998]
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