Cuaderno de crítica literaria | José Ángel Cilleruelo

sábado, 6 de diciembre de 2014

PRÁCTICA DEL LUGAR en la poesía de José Manuel Teixeira da Silva


José Manuel Teixeira da Silva
O lugar que muda o lugar
Língua Morta. Lisboa, 2013

Múltiples y diversas son las poéticas que se han consolidado en torno a una concepción temática, y no meramente descriptiva, del lugar. Múltiples también los poetas que han privilegiado el espacio como modo de reflexión e investigación líricas. Se trata de una tendencia que crece sin el amparo de un paradigma crítico que la comprenda, es decir, que dibujan su construcción sobre la arena. Un paradigma solo se puede establecer a partir de gestos poéticos vertebrados por una tradición reconocida, sin esta cualquier aportación queda en mero hallazgo de un poeta. Es difícil romper este círculo en el que la lectura se ve obligada a relacionar pautas que sólo ella establece y con ella acaban. Acaso quien mejor pueda idear el paradigma del lugar concebido como un tema de la poesía, antes que la abúlica crítica del presente, sea la propia poesía. Sea la intuición poética de una obra la que medite sobre el sentido y los límites del lugar en la expresión del ser contemporáneo. Y eso es lo que se ha propuesto el poeta portugués José Manuel Teixeira da Silva (1959) en O lugar que muda o lugar (2013), un libro que medita entre los versos sobre las condiciones que el lugar ha de tener para erguirse en tema. Y el lector descubre hasta siete valores del espacio que trascienden la simple descripción y apuntan hacia un paradigma locativo novedoso. 
 En primer término, en el poema que da título al libro, Teixeira da Silva toma conciencia de que la literalidad del espacio, en este mismo espacio, posee la capacidad de transformar el espacio: «o lugar em que o lugar muda o lugar» [el lugar donde el lugar transforma el lugar]. En esta condición transformadora prende una nueva concepción del espacio, desligada de lo circunstancial y creadora de sentidos, que, por otra parte, engarza con la idea clásica del lugar que aparece ya en la Ilíada (Canto XIV). 
 Se impone, después, la emancipación temática del lugar, hecho que implica su desvinculación del tiempo. Y cuando esta se produce, el espacio —ya sin el anclaje del tiempo, es más, relegándolo a circunstancia descriptiva— es capaz de crear espacios de vida insólitos: «Houve aquele tempo, o exacto lugar / em que tu já não estavas / e eu nem nascera ainda…» [Existió aquel tiempo, el exacto lugar / en el que tú ya no estabas / y yo ni siquiera había nacido]. Tercero, espacio y tiempo independientes uno de otro, combinados en igualdad temática, pueden corresponderse en ambos sentidos, y no solo en la convencional lectura temporal del espacio, tal como sugieren algunos versos —«Só o fragor da queda nos prepara / para o detido correr dos días» [Sólo el fragor de la caída nos prepara / para el detenido correr de los días]— cabe pensar ya en una concepción espacial («detido») del tiempo. 
 Cuarto, así concebida su dinámica creadora, el espacio encarna la expresión de cualquiera de los grandes temas líricos, como el amor: «São teus os lugares que perdi…» [Son tuyos los lugares que perdí]. O, quinto, es capaz de personificar estadios del yo en la constante metamorfosis del sujeto poético: «Nem sempre se diz coisa com coisa / porque os sítios vivem entre si / entre si caem nos escuros desvãos / lá onde ficam as canções de embalar…» [No siempre se dicen cosas con sentido / porque los sitios viven entre sí / entre sí caen en oscuros desvanes / allá donde se abandonan las canciones de cuna]. O también, sexto, tal como apunta el desarrollo del poema «Miradouros» («As mães levam os filhos pela mão /mostram as ruas, os pequenos comércios / apontam o mar...» [Las madres acompañan a sus hijos de la mano / les enseñan las calles, los pequeños comercios / señalan el mar]), el espacio enseña a mirar hasta que la mirada se adiestra en el pensamiento del lugar. «O lugar que seja o mesmo olhar» [el lugar que sea la misma mirada]. 
 Y en séptimo y último término, una delicada metáfora erótica sugiere la nueva capacidad que muestra el espacio concebido como un paradigma temático que funda una tradición, su nueva idoneidad para observar la realidad, y para pensarla: «Um triângulo de ouro escurecido / correspondências interrompidas / pupilas, mamilos, coisas quase invisíveis / que também espreitam o mundo» [Un triángulo de oro oscuro / correspondencias interrumpidas / pupilas, pezones, cosas casi invisibles / que también miran el mundo].


Almacén. Dietario de lugares. Polibea, Madrid, 2014. Págs. 53-56

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