Cuaderno de crítica literaria | José Ángel Cilleruelo

sábado, 22 de diciembre de 2018

El sueño en Ibiza de Raoul Hausmann



Raoul Hausmann HYLE, Ser-sueño en España
Ediciones Trea, Gijón, 1997

La obra de Raoul Hausmann (1886-1971), poeta dadaísta en el Berlín de los años 20 y fotógrafo y etnólogo en Ibiza entre 1933 y 1936, ha sido razonablemente ilustrada y divulgada en España. En 1991 se reprodujo en el Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza la exposición que Hausmann había organizado en Zurich y en Praga, en el 36 y en el 37, con las fotografías tomadas en la isla. En 1994 el IVAM expuso en Valencia una muestra del vienés. Sendos catálogos ofrecen una visión clara del trabajo artístico de Hausmann.
    En los tres años que vivió en Ibiza, en un pueblecito del interior, este poeta fonético –inventor del optófono, una máquina que transforma los colores en sonidos—dio un giro radical a su orientación artística: pasó del collage y del caos sonoro al estudio sistemático de la arquitectura y de las costumbres autóctonas. Publicó hasta seis artículos sobre «la arquitectura sin arquitecto» ibicenca en revistas de especialidad, y ha dejado inéditos otros tantos escritos; recorrió la isla a pie, con su pesada cámara al hombro, en busca de casas antiquísimas, paisajes solitarios y personajes a cuyos rostros no había llegado todavía el halo desvaído y uniforme de la metrópoli moderna. De esos paseos han quedado 234 negativos de un valor artístico y etnográfico extraordinarios.
    Entre los escritos de Hausmann, que no en vano fue el cerebro de la vanguardia berlinesa («dadósofo» se hacía llamar), se cita una novela suya del período ibicenco, Hyle, «de 800 páginas», según concreta el crítico más concreto. Al margen del título, era difícil encontrar una opinión sobre este texto, tal vez porque nadie lo hubiera leído, o quizá porque careciera de interés literario. Ahora, ante la traducción que ofrece de Hyle una editorial de Gijón, sabemos ya que la razón era la primera. Editado tardíamente (1969), en época de ostracismo y olvido de Hausmann, en una editorial que al parecer quebró... Esta traducción espléndida de Nieves Trabanco, segunda ocasión en el que el libro se imprime, resucita una obra imprescindible para comprender el calado artístico de la experiencia ibicenca de Hausmann. Junto a sus estudios formales y sus fotografías, esta novela es la tercera pieza, hasta ahora despreciada, de un mismo tríptico.
    Hyle, Ser-sueño en España (el subtítulo cabría traducirlo por «Onírica estancia en Ibiza»), no es una novela dadaísta, ni siquiera una novela demasiado experimental: el avance del tiempo es lineal, la impresión del espacio —la isla— vertebra la escritura y en el punto de vista se alternan un objetivismo casi de escuela y el monólogo interior. Los juegos lingüísticos y la mezcla de lenguas al estilo de James Joyce, pese a ser abundantes, resultan relativamente ingenuos. Algunas observaciones sobre el paisaje y la vida de la isla son, por el contrario, de gran lucidez y belleza: «El café está lleno de mesas redondas y sillas de madera, gris oscuro, cuadrado, vacío... En esta caja de sombras habrá después gente, como yo con vosotros, que no está aquí. Hablamos silenciosamente con las sonrisas... Cada sonido se dobla y se convierte en polvo».
    Hausmann llegó a Ibiza obsesionado por el tema del tiempo y la agitación metropolitana. En Ibiza no sólo descubrió a la sombra de Bergson «que el tiempo de las rocas no es el mismo que el de las olas... y el hombre lo vive de manera distinta cuando llueve o cuando brilla el sol», sino sobre todo supo ver que el tiempo no constituye la sustancia de los actos, sino «los sueños, que surgen inmediatamente de la corporeidad». Esos sueños, a los que alude el subtítulo de la novela, son la verdadera materia de este hermoso libro: el sueño de un paisaje y una arquitectura fascinantes —descritos en la novela por Gal— entreverado con el sueño de los deseos, las frustraciones y la memoria —encarnados por Ara.

[Clarín nº 14. Mayo-junio de 1998]

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