Isabel Bono, PAN COMIDO
Bartleby
Editores, Madrid, 2012
La obra poética
publicada por Isabel Bono (1964) durante la última década al mismo tiempo que
se muestra a los lectores parece empeñada en ocultarse mediante ediciones
minúsculas, selecciones fragmentarias y una asimetría compulsiva entre la
sucesión de títulos y la cronología de su escritura. Tal vez por esta razón Pan comido resulte inesperado: una
edición asequible con poemas extensos que conforman un ciclo completo.
Escritas como «historias» —con este
término se refiere a ellas la autora—, cada una cuenta con una trama,
personajes y diálogo. Se trata, pues, de las marcas reconocibles de la poesía
narrativa, aunque inmediatamente se descubre que no está escrita con el estilo
que la caracteriza, sino con el uso sistemático de la elipsis, del lenguaje
figurado, de la mezcla de las personas verbales, de las alteraciones
temporales, de la intensidad sin transiciones y de las complicidades con lo
irracional. Se trata pues, desde el punto de vista formal, de una novedosa
propuesta de poesía narrativa construida con los materiales lingüísticos opuestos
a su naturaleza poética. Repárese, por ejemplo, cómo meras enumeraciones se
convierten en una trama implícita: «Pusimos la casa en venta. / Recibidor, sala
de desconciertos, baño de lágrimas, / taller de besos mecánicos y restaurante».
La lógica del discurso narrativo, por otra parte, necesita asentarse sobre una
realidad contrastable y objetiva. La narración que esboza Isabel Bono avanza,
sin embargo, en las fronteras de la irracionalidad. La realidad que muestra fluctúa,
contradictoria e imprevisible: «Resbalando los dedos / otra vez / por los lomos
de los libros que no llegaré a leer / porque (ahora) todos estaban en blanco. /
Volver como antes, no así. Yo tampoco».
Estas «historias» de Isabel Bono
cabría reunirlas, como lema, en la réplica de uno de sus personajes: «El amor
acaba con los principios». Todas ellas están narradas desde el momento de la
separación de los amantes y cada poema consiste en la particular deformación
que sobre la experiencia del tiempo —sobre el pasado, «los principios», pero
también sobre el futuro anhelado— ejerce el fin de una relación amorosa: «Yo
limpiaba debajo de la cama y… / Me causaba un dolor inmenso / barrer el futuro
que había imaginado para nosotros».
Esta
colección de historias de separaciones, que ilustran las mil maneras de acabar
con el amor («Desaloja el miedo: ha llegado la rutina» o «Algo falla, lo noto:
te costó convencerme de que éramos felices»), no está escrita para mostrar la
fragilidad o la debilidad del amor, sino para todo lo contrario; estos poemas
han sido especialmente ideados para ocultar la fuerza omnímoda y el poder de
creación de mundos y vidas que tiene el amor y su innata indestructibilidad.
El Ciervo nº 735, junio de 2012
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