Cuaderno de crítica literaria | José Ángel Cilleruelo

domingo, 1 de junio de 2014

MEMORIA DEL PRESENTE. «Um raio ardente e paredes frias», de Inês Dias


Un raio ardente e paredes frias
Inês Dias
Averno, Lisboa, 2013

La aparición de la obra poética de Inês Dias en el panorama literario portugués ha resultado súbita y sorprendente. Se podría afirmar que ha sido una aparición tardía, no tanto por la edad de la autora, como por su experiencia. Solo publica el primer libro, Em Caso de Tempestade Este Jardim Será Encerrado, en 2011, tras casi una década coeditando libros de poesía y codirigiendo una revista literaria hoy por hoy imprescindible, Telhados de Vidro. Esto tal vez justifique que, tras el primero, su segundo, In situ, y este tercer libro, Un raio ardente e paredes frias, han seguido el paso de los años. Y también explique la consistencia, la coherencia y la madurez de la voz lírica que escribe en los tres.
            La poesía de Inês Dias podría emerger a partir de la afirmación de un verso de este libro: «Así de frágil es la memoria del presente». En la paradoja que se desencadena al juntar «memoria» y «presente» prende el propósito que anima muchos de sus poemas desde el primer libro. Unos relatan pequeños acontecimientos, situaciones o visitas —casi siempre desde un «nosotros» que en ocasiones posee un claro aire generacional y en otras parece un plural amoroso—, otros evocan personajes —en tercera persona— y los que utilizan la primera persona con frecuencia son poemas no de amor, sino sobre el amor desde sus paradojas (uno de estos tiene el significativo título, casi medieval, de «La jaula»). Este marco argumental es el que se sitúa en el presente, ahora bien, su tratamiento adquiere las dimensiones verbales de la memoria. Como si al vivir un hecho la mirada se despegara de su vivencia para contemplarlo desde la distancia del tiempo. El poema «La caza», por ejemplo, describe un regreso en la mañana del domingo, tras una noche inesperadamente feliz («La alegría fue un disparo / en la niebla…»), pero concluye con una imagen que interpreta el presente del hecho relatado con una perspectiva de tiempo casi abismal: «Regresábamos, al final, aún juntos, / cargando la belleza no explicada / —y cruel, claro— / de la coincidencia entre el vuelo / y la muerte con manos de musgo.» Es decir, la «belleza» de ese encuentro casual posee la crueldad de juntar la libertad del «vuelo» con la dulce «muerte» de la libertad que el amor provoca. Conclusión esta que exige una distancia temporal casi de una vida en relación al tiempo, tan concreto —un amanecer de domingo—, del hecho narrado.
            En el poema «Vals sombrío», uno de los más estremecedores del libro, se logra el mismo efecto de desmembración conceptual del tiempo implícito en el poema con un recurso enteramente opuesto. Se trata de uno de los poemas que evocan personajes. Retratados con técnica impresionista a través, sobre todo, de comparaciones que resultan ajenas a la persona evocada, de repente el poema condensa su esencia en un único detalle. En este texto: «Ella le llama cariñosamente / ladroncito, bárbaro, / mi segundo cáncer». A partir de aquí el tiempo se alza, entre el pasado y el futuro, como la inminencia del final. Que el último verso, inesperadamente, aplaza: «Un abandono suave». Invierte la indefectible perspectiva temporal que la enfermedad le otorga al personaje, de vida mortal, con un repentino regreso a un presente casi petrificado, aquel en el que lo importante ya no es lo esperado en el curso del tiempo, sino el hecho, memorable, de que no importe que llegue: «Un abandono suave». Es decir, invierte los términos de la paradoja: ahora es un presente que se convierte en su única opción de memoria. 
      La propia Inês Dias, en otro poema, encuentra una exacta imagen para esta escritura que, de una manera u otra, coloca siempre en paralelo la doble concepción del tiempo desde donde actúa verbalmente: «que la realidad solo se deja escribir / … / con la disponibilidad cándida de un lápiz, / afilado por ambos lados...». Ambivalencia necesaria para que la comprensión de la realidad soslaye la trivialidad descriptiva y alcance, con el cruce de los tiempos, una hondura poética que revele lo oculto.

Caravanssari nº 5


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