Valerio Magrelli
Adiós al fútbol
Traducción de Eduardo Martínez de
Pisón
Xordica, Zaragoza, 2013
El
adiós a la poesía no es un tema poético. En nuestra tradición se recuerda el
caso emblemático de José Gutiérrez que así lo quiso expresar en De la renuncia (1989). Si bien la
despedida inició un silencio prolongado, antes de los veinte años ya se había
convertido en un hasta luego. Pero los futbolistas sí saben, desde el principio
de su carrera, que un día le dirán «adiós al fútbol». Y será definitivo. A veces,
si hay suerte, contarán con el único rito que les aguarda, un partido de
homenaje. Este libro no es otra cosa que eso, el partido que Magrelli ha
organizado para ofrecer un homenaje al amante del fútbol que fue.
Dividido
en 90 reflexiones, dos partes de 45, este es su primer acierto. Al absorber la
estructura de un partido para escribir un libro, curiosamente, no añade nada a
la literatura, pero sí al fútbol. Subraya la personalidad que cada minuto tiene
en un encuentro, y lo consolida como la auténtica unidad de comprensión del
fenómeno futbolístico (ha marcado en el minuto tal, o ha sido sustituido en el
cual) y también simbólica (el minuto 16 en Sevilla o el 21 en el campo del
Español lo demuestran).
Amante del fútbol, sin
duda, exagerado, pues aun en el momento de la despedida necesita justificarse: «¿cómo habría podido
continuar jugado con una pierna inmóvil?». Adiós lírico a una vida de
aficionado, pero también elegía de una época en la que el fútbol era una
disciplina —digámoslo así— casi humanista frente a la deshumanización de los
estadios, los medios de comunicación y la Play Station actuales. Esta evocación
de un mundo perdido no es, sin embargo, un mero ejercicio nostálgico —y quizá
esta sea la característica más sobresaliente del libro— sino una enseñanza. El
modo como Magrelli muestra los valores que permanecen en la experiencia del
fútbol. Recuerda, por ejemplo, la espléndida sinfonía de sonidos que llegaban a
la grada desde el campo cuando apenas unos cientos contemplaban el partido. Chutes,
rebotes, lamentos, gritos de los jugadores ahora ahogados en los estadios, pero
que se mantienen en los partidos de barrio, sonidos del fútbol que sobreviven
en las categorías inferiores, y aún emocionan. Magrelli enseña a verbalizar
estos detalles que el fútbol, como espectáculo televisivo en el que se ha
convertido, suele olvidar.
«Peloteo, peloteo en una
tarde de verano. Ese niño concentrado, solo con su balón… Quizá por eso empecé
a escribir poesía». No es este, ciertamente un libro para figurar en los
estantes de la sección de fútbol. Es una poética. La demostración, acaso, de
las correspondencia baudelerianas. En el interior de cualquier actividad humana
—sea el fútbol o la poesía— un mismo río fluye, el que la convierte en
experiencia. Es decir, en conocimiento de la vida. Este libro.
(No es posible acabar la
reseña sin una mención a Xordica, la editorial zaragozana que lo publica, cuyo
interesante catálogo ha marcado un espléndido gol.)
Clarín nº 111, Mayo-Junio de 2014
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