Cuaderno de crítica literaria | José Ángel Cilleruelo

viernes, 23 de noviembre de 2018

«Sobre ti, solo las flores», la poesía del editor José Janés



POESÍA, 1934-1959, de Josep Janés i Olivé 
Huerga & Fierro Editores, Madrid, 2008

En un prólogo de carácter evocador y lírico, Clara Janés escribe: «Los que han partido se han transformado en enigma, tanto más poderoso cuanto más vinculado se halla con nuestro propio enigma. Mi padre, Josep Janés, tiene para mí este carácter». No sólo para su hija posee este editor y poeta un recuerdo inquietante. Gran extrañeza produce la distancia entre la época en la que dirigió su propia editorial —José Janés Editor—, de 1940 a 1959, y el catálogo y las cualidades de los libros que imprimía. Los volúmenes modélicos —las magníficas traducciones, la atención a los nuevos escritores, la modernidad de las cubiertas, la impecable encuadernación, la tipografía excelsa...— de sus colecciones, en especial la legendaria «Manantial que no cesa», parecen incompatibles con la pobreza intelectual y material de la posguerra. Jesús Pardo, traductor de los poemas, recuerda que fue «el mesías de los jóvenes letraheridos... todos los libros que nos interesaban... eran de Josep Janés Editor... sinónimo de buena, oportuna, necesaria lectura». Poco tenía que ver Janés con la época en la que le tocó editar: sus raíces se alargan hacia el fértil ambiente cultural de las primeras décadas del siglo, y hacia la fuerza innovadora del Noucentisme, movimiento intelectual y artístico catalán cuyos ideales Janés concretó en las imprentas.
    Extraño fue también su final inesperado y abrupto, con sólo 46 años: un accidente de automóvil en Els Monjos. Era un 11 de marzo de 1959. Para recordar ahora [en 2008] los 50 años de esta desaparición se publica el presente volumen que reúne su obra poética completa. Josep Janés publicó tres libros. Los dos primeros fueron escritos en la juventud, y el tercero, Puntes seques [Puntas secas], publicado en 1958, había significado la vuelta a la poesía veinte años —una guerra, una condena a muerte y una cruda posguerra— después de abandonar la escritura. Un regreso pletórico de vida y de ganas de revivirla en los versos, que quedó sin continuidad. Tu (1934), escrito en la adolescencia, sorprendió en los medios literarios catalanes por su brillo y rigor formal y también porque interpretaba con solvencia la aspiración novecentista al equilibrio y elegancia en la expresión de los sentimientos. Hay un voluntario alejamiento del espíritu de la vanguardia («No saber que aquells llums / volen dir la ciutat [Ignorar que esas luces / significan ciudad]») en paralelo a una búsqueda de la pureza: «Fujo de mi —i de Tu— cap a l’atzur [Huyo de mí —y de ti— hacia el azur]».
    El libro medular de Josep Janés es Combat del Somni [Combate del sueño] (1938), un conjunto de veinte sonetos donde se cumple su aspiración a la máxima pureza, tanto temática como estilística y formal. La mayoría de los poemas están escritos en eneasílabos con rimas cruzadas, un verso y una sonoridad de rara elegancia que permite el mayor despojamiento en una estrofa tan hermética. Los elementos léxicos apenas escapan al ámbito de la mirada, del sueño y de una naturaleza estilizada, distante, para evocar una pasión amorosa que se muestra con tanta delicadeza y levedad que casi se convierte en oración: «Voldria veure el somni meu / en el teus ulls, i l’ala blanca / del teu sospir posar-se lleu / en el gest meu. Como una branca / tendra de vida... [Querría ver el sueño mío / en tus ojos, y el ala blanca / de tu suspiro posarse, leve, / sobre mi gesto. Tan tierna / rama de vida...]». Como Petrarca —citado con frecuencia por la crítica— Janés alcanza su máximo lirismo ante la muerte, momento en el que el sentimiento consigue la extrema pureza: «Damunt de tu, només les flors. [Sólo las flores sobre ti]».

[El Ciervo nº 698. Mayo de 2009]

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